Fundación Naturgy / Re-habilitación energética exprés para hogares vulnerables
5 Resumen ejecutivo El objetivo de este estudio es avanzar hacia posibles mejoras en las condiciones de bienestar térmico y en la evaluación del consumo energético en climatización de las viviendas habitadas por familias en situación de pobreza o vulnerabilidad energética, así como proporcionar soluciones de bajo coste, de aplicación rápida y sencilla, que mejoren las condiciones de confort de estas personas. A partir de un análisis previo de las condiciones de las construcciones y los hogares en cuatro ciudades seleccionadas por su representatividad climática y poblacional (Barcelona, A Coruña, Madrid y Sevilla), se plantean una serie de indicadores característicos de las situaciones de pobreza energética. Para ello, se recogen datos climáticos, demográficos, económicos y sociales, junto con características de las viviendas, que reflejan las diferencias en las cuatro ciudades en cuanto a sus circunstancias de composición y tenencia de los hogares, edad y estado de la edificación, instalaciones existentes, etc., lo que implica actuaciones y resultados diversos. Pobreza energética Los tres factores principales a los que se suele atribuir la pobreza energética son el elevado coste de la factura energética, los bajos ingresos de los hogares y la baja eficiencia energética de las viviendas. Como se ha indicado, este estudio se centra en la mejora del comportamiento térmico de las viviendas. La metodología empleada para la valoración de las situaciones de pobreza energética se basa en un enfoque de ingresos y gastos, considerando como pobres energéticos a aquellos hogares que deben gastar más de un 10% de su renta en los suministros energéticos asociados a su vivienda (climatización, producción de agua caliente sanitaria, iluminación, equipos y cocina). Los costes de calefacción y refrigeración asociados a las viviendas corresponden a la cantidad de energía necesaria para mantener unas condiciones mínimas de habitabilidad térmica en las viviendas y suelen representar el gasto más importante, especialmente en los meses fríos. Además del umbral de pobreza energética fijado en el 10% de la renta, el método empleado tiene en cuenta la línea de pobreza monetaria, con lo que se consigue recoger el solape que existe muchas veces entre ambas problemáticas. Por último, también se valora el potencial de un hogar de caer en una situación de pobreza energética. La metodología utilizada en el estudio, que ha sido desarrollada por miembros del equipo (Sánchez-Guevara et al. , 2015), permite clasificar los hogares en función de su posición relativa frente a la delimitación de los distintos umbrales de pobreza energética y pobreza monetaria.
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