Fundación Naturgy / V3.1 / Módulo profesional de Sostenibilidad aplicada al sistema productivo

160 I Asimismo, los consumidores de los países avanzados y de ingreso medio acceden a productos más baratos producidos en países con salarios más bajos, a la vez que una parte de esos trabajadores enfrentan niveles de desempleo más altos. Muchos consumidores se endeudan para mantener los niveles de consumo previos, empeorando su situación futura. Estas tendencias evidencian un modelo de crecimiento insostenible que genera grandes brechas de desigualdad . Según el último informe de Oxfam Intermón sobre desigualdad y poder global de las grandes empresas (2024), desde 2020, la fortuna conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha disparado un 114 %, mientras que la riqueza en manos del 60% más pobre de la población ha disminuido desde el inicio de la década. En el modelo actual, factores desestabilizadores como fue la irrupción de la CO-VID-19, intensifican las desigualdades existentes impactando en mayor medida a las comunidades más vulnerables. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) creó una nueva forma de concebir y medir el progreso. En lugar de utilizar exclusivamente el producto interno bruto (PIB) como medida del desarrollo, el PNUD clasificó los países del mundo según su nivel de desarrollo humano, examinando si las personas que viven en cada país tienen la libertad y la oportunidad de llevar la vida que desean. En su Informe sobre Desarrollo Humano 2023/2024, titulado “Romper el bloqueo: reimaginar la cooperación en un mundo polarizado”, evalúa el estancamiento generado por el progreso desigual en el desarrollo, la intensificación de la desigualdad y la creciente polarización política que debe abordarse urgentemente mediante la acción colectiva. Se proyecta que el IDH alcanzó máximos históricos en 2023, tras los pronunciados descensos registrados en 2020 y 2021. Pero este progreso es profundamente desigual. Los países ricos están experimentando niveles récord de desarrollo humano, mientras que la mitad de los países más pobres del mundo permanecen por debajo de su nivel de progreso anterior a la crisis. Las desigualdades mundiales se ven agravadas por una importante concentración económica. Como se indica en el informe, casi el 40 % del comercio mundial de bienes se concentra en tres o menos países; y en 2021 la capitalización bursátil de cada una de las tres mayores empresas tecnológicas del mundo superó el Producto Interior Bruto (PIB) de más del 90 % de los países ese año. El informe sostiene que el avance de la acción colectiva internacional se ve obstaculizado por una emergente “paradoja de la democracia”: mientras que nueve de cada diez personas en todo el mundo respaldan la democracia, más de la mitad de los encuestados a nivel mundial expresan su apoyo a líderes que pueden socavarla saltándose las normas fundamentales del proceso democrático. La polarización política es también una preocupación creciente con repercusiones mundiales. Según los autores del Informe, esta sensación de impotencia está alimentando enfoques políticos orientados hacia adentro de los países y está en clara contradicción con la cooperación mundial necesaria para abordar problemas urgentes como la descarbonización de las economías, el uso indebido de las tecnologías digitales y los conflictos. El informe destaca que la desglobalización no es factible ni realista en el mundo actual y que la interdependencia económica sigue siendo elevada. Señala que ninguna región se acerca a la autosuficiencia, ya que todas dependen de las importaciones de otras regiones en un 25 % o más de al menos un tipo importante de bienes y servicios.

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