Fundación Naturgy / V3.1 / Módulo profesional de Sostenibilidad aplicada al sistema productivo

I 115 Vol. 3.1 Módulo profesional de Sostenibilidad aplicada al sistema productivo Evaluación de la calidad del aire y modelización Las autoridades competentes realizan evaluaciones de la calidad del aire con el fin de obtener información comparable sobre su estado en todo el territorio nacional, suministrar información sobre las medidas a tomar y su efecto y ofrecer información al público y a la Comisión Europea. La evaluación de la calidad del aire consiste en medir, calcular, predecir o estimar las concentraciones de un contaminante en el aire ambiente o su depósito en superficies en un momento determinado. Esta evaluación se realiza mediante mediciones en una serie de puntos de muestreo que se consideran representativos de cada zona. La calidad del aire en dos puntos es equivalente cuando sus niveles de concentración sitúan a ambos puntos en el mismo intervalo de los definidos por los parámetros de calidad establecidos en la legislación. Esto es, por debajo o por encima de los valores límite y valores objetivo en la base de tiempo anual que corresponde a cada evaluación. En algunos casos la evaluación de la calidad del aire se realiza mediante el uso de técnicas como la modelización, utilizada para complementar las mediciones al informar de las superaciones de los valores límite y/u objetivo. Dependiendo del nivel de las concentraciones, puede utilizarse como información suplementaria o como fuente exclusiva de información para la evaluación. La modelización es también una herramienta importante para la realización de planes de mejora de la calidad del aire, permitiendo simular la contribución de nuevas fuentes (para validar por ejemplo si una nueva actividad industrial puede ser autorizada en una zona concreta), la cuantificación del efecto de las medidas de minimización de la contaminación aplicadas a cada área y el seguimiento de las mismas. Asimismo, la modelización permite informar en los casos de superaciones de los umbrales de calidad del aire previstos y tomar medidas en la aplicación de planes de acción a corto plazo (protocolos de contaminación). Europa – Nueva normativa de calidad del aire A principios de 2024 un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), hizo públicas sus estimaciones sobre las concentraciones ambientales diarias de PM2.5, PM10, NO 2 y O 3 entre 2003 y 2019. Las conclusiones del estudio indican que la calidad del aire en Europa ha mejorado considerablemente en las dos últimas décadas. Sin embargo, a pesar de las mejoras, el 98,10%, el 80,15% y el 86,34% de la población europea vive en zonas que superan los niveles recomendados por la OMS para partículas y contaminantes, PM2,5, PM10 y NO 2 , respectivamente. En este contexto, la UE en abril de 2024 propuso una nueva normativa sobre calidad del aire. Se trata de un acuerdo político provisional con los países de la UE con el que se adoptan nuevas medidas, que entrarán en vigor en 2030. La nueva norma establece valores límite y objetivos en el horizonte 2030, que permitan mejorar la calidad del aire y que son cercanos a los establecidos por la OMS. Se establecen objetivos para partículas finas y las partículas (PM2,5 y PM10), el dióxido de nitrógeno (NO 2 ), el dióxido de azufre (SO 2 ), el benzo(a)pireno, el arsénico, el plomo y el níquel, entre otros, con normas específicas para cada uno. Como novedad significativa, la propuesta establece un acceso fácil a la justicia si no se cumplen las nuevas normas. Los afectados por la mala calidad del aire podrán emprender acciones legales y recibir una compensación económica si su salud se ve perjudicada. Medidas para reducir la contaminación atmosférica En el Plan Marco de Acción a corto plazo en caso de episodios de alta contaminación del Gobierno de España se recogen las medidas recomendadas para la mejora de la calidad del aire según los sectores más contaminantes: • Sector industrial : con acciones como reducir la generación de polvo en las actividades y emplazamientos emisores; utilizar medidas preventivas y compensatorias de dicha emisión (riego, etc.); reducir el uso de generadores eléctricos; o la restricción del uso de combustibles sólidos.

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