Fundación Naturgy / Empleos que demandará el sector energético
133 La Figura 4.16 aporta información adicional sobre la distribución de competencias. En primer lugar, se observa que el nivel de competencias lectoras resulta muy similar entre hombres y mujeres –en algunos casos, como el español, algo superior para los hombres–, revirtiéndose así en edad adulta lo observado por la literatura para edades anteriores (las mujeres tienden a obtener un mejor desempeño en competencias lectoras a los 15 años de edad). En cambio, en cuanto a las competencias numéricas, los hombres obtienen un rendimiento claramente superior al de las mujeres. Esto ha sido relacionado, entre otros factores, con la disparidad de decisiones educativas, la concentración por sexo de los trabajadores en ciertas profesiones y cuestiones culturales (Borgonovi et al., 2021). Muy interesante resulta el análisis de las siguientes columnas de la Figura 4.16 (competencias por franjas de edad). Las competencias lectoras permanecen relativamente estables entre las franjas de 16 y 24 años y de 25 a 34 años de edad. En cambio, las competencias matemáticas aumentan entre dichas franjas de edad. A partir de esa edad, se observa una caída en los niveles de ambas competencias en todos los países. A pesar de que, tal y como se ha comentado con anterioridad, no puede diferenciarse si es el “efecto cohorte” o el “efecto envejecimiento” quien explica dichas tendencias, sí resulta muy llamativa la diferencia entre el nivel de competencias de los jóvenes y mayores españoles. De hecho, la brecha en el nivel de competencias entre los españoles de 25 a 34 años de edad y los de 55 a 64 años es la mayor, junto a la de Corea del Sur –datos no incluidos en la tabla–. Por tanto, se está produciendo un proceso de reducción de diferencias entre el nivel de competencias de la población española y el resto de los países participantes en PIAAC, si bien cerrar la diferencia acumulada a lo largo de generaciones llevará probablemente todavía alguna década. Finalmente, la Figura 4.16 también muestra la correlación existente entre nivel educativo (cantidad de educación) y competencias adquiridas (que tomamos como proxy de calidad). En todos los países las personas con un mayor nivel educativo tienen un mayor nivel de competencias. Para el caso español, vale la pena señalar el bajo nivel de competencias numéricas de sus titulados en educación superior. Lamentablemente, PIAAC no permite distinguir el tipo de educación superior cursado por cada individuo –ello permitiría diferenciar mejor qué tipo de titulaciones permiten la adquisición de mayores niveles de competencias–, pero resulta preocupante que, el elevado número de titulados universitarios –recuérdese que es uno de los objetivos Europa 2020 que España sí cumplió–, no se vea reflejado en un nivel medio superior de competencias.
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