Fundación Naturgy / Empleos que demandará el sector energético
116 Empleos que demandará el sector energético: nuevas oportunidades sostenibles encuentran la persistencia en el reducido número de técnicos titulados en formación profesional y el mantenimiento, todavía durante algunas décadas, de un número elevado de personas con muy bajos niveles de cualificación. En este primer apartado se ha presentado la cantidad de educación de la población española. Ahora bien, requiere ser complementado con un análisis de la calidad de dicha formación. Existe una asociación positiva entre el nivel educativo de las personas y el nivel de competencias y habilidades adquiridos, si bien la intensidad en esta relación y el nivel de competencias y habilidades alcanzado varía de forma notable entre países. Por ello, en el apartado 4.2 se presenta la situación de la población española en una serie de competencias básicas, tomando el nivel alcanzado en dichas competencias como una aproximación a la calidad formativa. 4.2 Distribución de competencias en España La evidencia existente (véase, por ejemplo, OCDE (2013)) muestra que los mercados laborales valoran positivamente no solamente la tenencia de mayores niveles educativos, sino también las competencias de los trabajadores, entendidas estas como la capacidad de aplicación a situaciones reales de los conocimientos adquiridos. El grado en el que se valora la educación frente a las competencias varía entre países (Calero y Choi, 2017). Los países en los que predomina la función de señalización de la educación, como Polonia o Eslovaquia, tienden a vincular más fuertemente los salarios al nivel educativo completado mientras que, en aquellos países en los que prima la función de la educación como mecanismo de incremento de la productividad (más próximos a la predicción de la teoría clásica del capital humano), como Estados Unidos, Irlanda o España, los salarios están vinculados de forma más intensa al nivel de competencias. En cualquier caso, este vínculo positivo entre competencias y salarios indica la importancia de éstas para el sector productivo. Tanto las competencias cognitivas como las no cognitivas resultan relevantes para la adaptación de los trabajadores a innovaciones tecnológicas y en los procesos de producción. De hecho, diversos agentes del sector energético entrevistados a lo largo del proceso de elaboración de este estudio –y coincidiendo con los resultados de estudios como Gutman y Schoon (2013) o Cabus y Carretero (2021)– han señalado la importancia de competencias no cognitivas, como la comunicación interpersonal, la tolerancia al fracaso, la capacidad de adaptación a cambios, el liderazgo, el trabajo en equipo o la empatía, como
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