Fundación Naturgy / Empleos que demandará el sector energético
105 integración socioeconómica posterior (Schleicher, 2007). Si bien se incidirá con mayor profundidad sobre esta cuestión en el apartado 4.2, vale la pena destacar que los jóvenes españoles con un reducido nivel de competencias matemáticas se sitúan por debajo de la media de la Unión Europea mientras que, en el caso de las competencias científicas y lectoras, se sitúa alrededor de la media de la Unión Europea. Cabe adelantar, al respecto, que los resultados de PISA para España, en su ola de 2018, deben ser interpretados con precaución, al haberse reportado problemas en la implementación de la prueba 14 . Siguiendo con el análisis de la Figura 4.3, el abandono escolar prematuro, es decir, la proporción de personas de entre 18 y 24 años de edad que no ha concluido estudios secundarios postobligatorios –para el caso español, que han completado, como máximo, el nivel de Educación Secundaria Obligatoria (ESO)–, es el mayor problema del sistema educativo español. Las personas con muy reducidos niveles educativos tienen menores tasas de actividad, mayores tasas de desempleo, ocupan puestos con menores niveles retributivos y con peores condiciones laborales y dependen en un mayor grado de las prestaciones sociales. Se trata por tanto de un colectivo especialmente vulnerable, vulnerabilidad que se verá acusada ante la creciente demanda de nuevas competencias en el mercado laboral. Por ello, resulta prioritario el establecimiento de sistemas que faciliten la adquisición de nuevas competencias para las personas con un menor nivel educativo. A nivel agregado, las personas con un reducido nivel formativo constituyen un desperdicio de capital humano y un lastre para el desarrollo de actividades económicas de elevado valor añadido. A pesar del esfuerzo importante realizado a lo largo de la década de 2010 para reducir sus tasas de abandono escolar prematuro –pasando de prácticamente el 30% a inicios de la década al 16% en 2020), España todavía se sitúa alejada de la media de la Unión Europea. Este fenómeno, tal y como se observa en la Figura 4.4, es mucho más acusado entre los hombres –20,2%, por el 11,6%, para las mujeres– y en las comunidades autónomas de la franja mediterránea y del Sur. Compárense por ejemplo las muy reducidas tasas de 14 Revísese el subapartado 4.2.1 para más detalles.
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