El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España / Vol.2
164 La falta de referentes y los estereotipos de género, aún muy presentes en la sociedad, las familias y los espacios de formación y empleo, afectan decisivamente a las decisiones e intereses iniciales de niñas y jóvenes en términos vocacionales y acompañan a las mujeres a lo largo de sus itinerarios formativos y laborales. Las actitudes y comportamientos machistas, aunque en menor medida, siguen habitando los espacios de la formación y del empleo del sector, minusvalorando la importante aportación que las mujeres pueden hacer y generando una presión y un estrés sobre ellas que amenaza su continuidad en dichos espacios. Por otra parte, la severa infra representación de las mujeres en estas actividades ha contribuido a forjar una cultura empresarial muy masculinizada, con modos de hacer, de gestionar, de relacionarse, que, en muchos casos, las mujeres sienten como ajenos. Más aún, las redes informales son un espacio de toma de decisiones que afectan a las carreras profesionales de las mujeres y en las que ellas participan en mucha menor medida que sus compañeros varones. Esta cultura empresarial masculinizada es compartida con muchos de los actores de las empresas del sector (clientes, proveedores, centros de formación, medios de comunicación especializados…), lo que contribuye a reforzarla. Por último, este sector, además de la problemática específica derivada de la alta tasa de masculinización, se ve afectado por dinámicas sociales que afectan al conjunto de la actividad económica, como son las barreras y obstáculos vinculados a la maternidad, la conciliación de las esferas privada y pública y el cuidado de personas dependientes. Los resultados obtenidos a lo largo del proyecto, han permitido ir identificando también los principales factores transformadores del escenario de las mujeres en el empleo de la transición energética, procesos que están facilitando progresos en distintas brechas. Entre ellos cabe citar el avance de las energías renovables, tecnologías nuevas con procesos de producción diferentes que parecen facilitar la incorporación de mujeres y que ya cuentan con brechas de participación significativamente menores a las de las tecnologías más maduras. Algunos cambios normativos, como los permisos parentales, que afectan a los hombres, la implicación creciente de las empresas, a través de los planes de igualdad; el surgimiento de asociaciones de mujeres, que despliegan actuaciones en distintos ámbitos y sitúan las brechas de género en el debate público; la entrada de empresas de la economía social, con principios y valores que se asientan en la igualdad de oportunidades; la incorporación de más mujeres a los puestos de decisión y a los espacios de trabajo en general y la entrada de hombres jóvenes son otros procesos con capacidad transformadora del escenario. La falta de referentes y los estereotipos de género afectan decisivamente a las decisiones e intereses de niñas y jóvenes en términos vocacionales y las acompañan a lo largo de sus itinerarios formativos y laborales.
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