El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España / Vol.2

157 El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España. Análisis cuantitativo y cualitativo Coexistencia de dos visiones diferentes del escenario y, sobre todo, de las líneas de avance a seguir Más allá del discurso en el que no se identifican problemas u obstáculos específicos, que es muy minoritario, en el análisis se observan dos discursos, dos maneras de entender y posicionarse ante el escenario de las mujeres en estos sectores y que no se diferencian tanto en la identificación de obstáculos o de elementos facilitadores sino sobre todo en la identificación de los espacios en los que deben encontrase las líneas de avance. El primero de estos discursos, es el discurso meritocrático, en el que se considera que el acceso a los puestos de responsabilidad se basa en el mérito y el esfuerzo y donde las capacidades y actitudes individuales son determinantes en la posición que se ocupa. • Es claramente el discurso dominante, especialmente entre las mujeres de mayores niveles de cualificación y que ocupan puestos de mayor responsabilidad. • En líneas generales, lo mantiene las mujeres de más edad, muchas de ellas, “mujeres únicas” en sus espacios de trabajo durante una gran parte de su carrera profesional y que han vivido situaciones épicas y se han visto obligadas a desarrollar estrategias de adaptación a los códigos y comportamientos mayoritarios. • Aunque han vivido y relatan múltiples situaciones de discriminación, no siempre las conceptualizan como tales porque las vinculan a la idiosincrasia de estas actividades (“este mundo es así”). Y esta neutralización, lleva a una cierta legitimación y normalización (“todos los sectores tienen sus inconvenientes y hay que aceptarlos...”). • En este contexto, lo que se requiere de ellas es que se adapten y ellas mismas se requieren a sí mismas, que se adapten, que adopten los códigos de los comportamientos de los espacios de trabajo en los cuales se incorporan. Ellas tienen la responsabilidad de “gestionar” las situaciones, tienen que “ser capaces de”. • Este discurso está enfocado fundamentalmente en las personas, principalmente en las mujeres, que son las que tienen que hacer (“hay que atreverse a”, “hay que esforzarse para ganar visibilidad”, “hay que tener una personalidad fuerte y no permitir ciertos comentarios”, “tenemos que cambiar nosotras”), las que tienen que crear sus espacios. Pero también se interpela los hombres en un papel de “convertirse en aliados”. Con la distancia, uno se da cuenta que una parte esencial de las limitaciones nos las ponemos nosotras mismas, primero porque tenemos comeduras de tarro seguro. Segundo, porque somos muy exigentes con nosotras. Si una mujer lee una oferta de trabajo y no cumple dos de los 20 requisitos y no se presenta, un hombre lee esa misma oferta de trabajo y sólo cumple tres de los 20 requisitos y se presenta. (GD Directivas)

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