El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España / Vol.1

20 Así, tan sólo el 16,1% de los nuevos empleos de Técnicos/as y profesionales científicos/as e intelectuales y el 18,1% de los de Técnicos profesionales de apoyo han sido ocupados por mujeres. Estos dos grupos ocupacionales suponen el 85,5% del empleo masculino creado en el período, mientras que para el empleo femenino sólo representan el 24,7%. En cambio, el grupo de Empleados/as contables, administrativos/as y otros empleados/as de oficina ha absorbido la mitad (49,6%) de los nuevos empleos femeninos. Vale la pena remarcar que este fuerte sesgo a ubicar el empleo femenino en las ocupaciones de carácter administrativo parece ser una característica propia de las actividades de la transición energética, ya que en el conjunto de la economía el 43,5% del empleo femenino creado entre 2015 y 2022 correspondía justamente al grupo de Técnicos/as y profesionales científicos/as e intelectuales. La brecha de participación es la primera y la más importante de las que afectan a las mujeres que trabajan en las actividades de la transición energética. En este sentido, ha sido objeto de interés por la literatura académica, pero generalmente concentrándose en el sector eléctrico, mientras que este estudio amplía el foco al conjunto de todos los subsectores de la transición energética. Al mismo tiempo, la literatura académica ha fijado ya cuáles son los umbrales a tener en cuenta para valorar el nivel de participación de las mujeres y las consecuencias que tendrá para éstas: • Participación de mujeres por debajo del 15% del total: en estos casos, se habla de infrarrepresentación severa y el entorno es especialmente dif ícil para las mujeres. Al ser tan pocas, aumenta su visibilidad, lo que supone al mismo tiempo un aumento de la presión (a la hora de demostrar su validez profesional, por ejemplo). Formar parte de un grupo tan minorizado también puede comportar el aumento del aislamiento respecto al grupo dominante, la aceptación de la ideología de éste o bien la adaptación a determinados estereotipos (como la mujer-madre, la mujer-objeto, la mujer-mascota o la doncella de hierro). Finalmente, también puede aumentar la rivalidad o la discriminación entre las mismas mujeres. Lógicamente, todos estos efectos también pueden provocar estrés f ísico y psicológico. 2.2 ¿Qué participación tienen las mujeres en el empleo de las actividades de la transición energética hoy?

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