El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España / Vol.1
El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España. 13 Capítulo 1. Introducción 1.1 ¿Por qué es necesario un estudio como éste? La transición energética se puede definir como el conjunto de cambios en los modelos de producción, distribución y consumo de energía para transformar el sistema energético actual, con una alta presencia de combustibles fósiles, en un sistema energético basado en las energías renovables y de cero emisiones de carbono. Es decir, no hablamos estrictamente de un sector de actividad concreto, sino de un proceso de enorme envergadura que afecta a todos los agentes económicos. En el caso de España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) es la herramienta de planificación estratégica que integra la política de energía y clima para la consecución de los objetivos de descarbonización establecidos en la UE. Este plan supondrá unas inversiones de 241.412 millones de euros entre 2021 y 2030. La previsión es que resulte en la creación de entre 250.000 y 350.000 nuevos empleos anuales durante este período, la mayoría de alta o media cualificación. Se trata, por tanto, de una oportunidad extraordinaria que debe aprovecharse al máximo. Ahora bien, la transición energética también debe ser “justa”, es decir, debe garantizar, entre otros parámetros, una distribución equitativa de las oportunidades laborales entre hombres y mujeres. En este sentido, hay que partir de una idea fundamental: los sistemas energéticos de bajas emisiones no son necesariamente más inclusivos respecto al género que los sistemas tradicionales. No es la tecnología la que determina el resultado de la transición energética, sino la forma en la que la tecnología interactúa con el contexto sociocultural, socioeconómico e institucional existente. Esto implica que, si no se aplican medidas y políticas correctoras, pueden perpetuarse las estructuras de desigualdad que ya existan. Y, en este sentido, las actividades de la transición energética son de las que presentan menos diversidad de género. Al mismo tiempo, no es únicamente una cuestión de justicia social o equidad (aunque este componente debería ser suficiente), también es económica. La falta de diversidad de género ya es reconocida por algunas industrias relacionadas con la energía como una limitación competitiva. Algunos estudios señalan que las empresas energéticas con mayor diversidad de género experimentan un mejor rendimiento empresarial al mismo tiempo que se produce un mayor empoderamiento de las mujeres. Si no se incorporan más mujeres, la transición energética no sólo no será justa, sino que podría verse estrangulada por falta de personal cualificado.
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