El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España / Vol.1
114 El punto de partida debería consistir en una radiograf ía sobre la actualidad sectorial de la población activa, en cuanto a sus capacidades de base, carencias y tipo de competencias poseídas. La encuesta PIACC (Programa de la OCDE para evaluación internacional de las competencias de la población adulta) es un ejemplo concreto que sirve a este propósito. A un segundo nivel, se deben seguir potenciando a observatorios y analistas multidisciplinares, cuya misión sea acudir al mundo productivo e indagar sobre las tendencias hacia el trabajo del futuro, arrojando luz sobre el devenir de las ocupaciones y su peso en la estructura del empleo, con el análisis de previsiones de competencias “verdes” y los desaf íos para la formación a corto y largo plazo. En el centro del análisis y la investigación debe colocarse el mapa de competencias profesionales, de las diferentes ocupaciones de los sectores que constituyen la llamada economía verde, a través de la implementación de metodologías basadas en modelos como el ESCO, promovido por la Comisión Europea, o el estadounidense O*NET, entre otros. El efecto profesionalizador de la formación que se necesita solo será posible si los resultados de aprendizaje prefijados se ajustan a las realizaciones profesionales de la ocupación u ocupaciones de referencia. En el marco de la Ley orgánica de ordenación e integración de la formación profesional (L.O.3/2022), el nuevo Catálogo Nacional de Estándares de Competencias Profesionales se alumbra como instrumento esencial en torno al que va a pivotar la formación permanente necesaria para la cualificación y recualificación profesional de trabajadores, al constituirse como referencia para el diseño de las ofertas de formación profesional basadas en itinerarios flexibles y acumulables y acreditables. Finalmente, el papel de los agentes e interlocutores sociales resulta esencial para afrontar este reto. Por su cercanía a la realidad de las empresas y de sus plantillas, parten de una posición inmejorable para contribuir a la prospección y el análisis predictivo sobre la estructura futura del empleo, y de los perfiles profesionales demandados por las ocupaciones actuales y futuras. La consolidación de las estructuras y comisiones paritarias sectoriales debe jugar un papel esencial en este escenario. La difusión de opciones de cualificación Es necesario conectar la formación profesional y permanente con la cambiante realidad del mundo productivo, a través de un dispositivo que permita consensuar la concreción de las competencias requeridas por una ocupación y su traducción en resultados de aprendizaje. Resulta urgente para nuestro tejido empresarial (constituido principalmente por pymes), y nuestras profesionales contar con una información accesible y actual sobre programas especializados y opciones reales de cualificación y/o actualización de competencias. Por otra parte, hay que impulsar campañas y acciones de divulgación, por un lado, con el apoyo de empresas y profesionales de referencia, que atraigan al colectivo de las mujeres hacia sectores y profesiones directamente implicadas con la transición energética y la sostenibilidad. La orientación profesional a lo largo de la vida educativa y profesional Se debe poner realmente en práctica un modelo de orientación formativo-profesional dirigido a difundir las oportunidades y ventajas de la cualificación y/o recualificación en las competencias y habilidades que demandan los nuevos empleos verdes poniendo el foco en el colectivo de las mujeres trabajadoras. En el seno de las empresas se debe potenciar la mentorización de las mujeres para su reskilling hacia competencias y habilidades esenciales para el desempeño de puestos de trabajo en los sectores de la economía verde, como herramienta o palanca para superar los estereotipos y sesgos de género que siguen existiendo.
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